La prescripción del ejercicio físico se define como “el proceso en el que se recomienda un régimen de actividad física de manera sistemática e individualizada, según necesidades y preferencias, con el fin de conseguir los mejores beneficios con los menores riesgos”. «Los objetivos de la prescripción son:
- La mejora de la condición física.
- La mejora de la salud.
- La realización de ejercicio físico más sano y seguro».
Sabemos todos los múltiples beneficios que tiene una práctica de ejercicio físico saludable:
- Mejora de la condición física como resistencia cardiorrespiratoria, resistencia muscular, flexibilidad, agilidad.
- Mejora de la salud física (como la salud ósea, muscular, cardiovascular, inmunológica…) y mental (estado anímico, vitalidad, concentración…).
Sin embargo, pese a toda la promoción de los beneficios de realizar con regularidad ejercicio físico , y su relación directa con la salud, considero de vital importancia , analizar el tipo de divulgación y recomendaciones de intervenciones, en aquellas propuestas para la mejora de la salud que están bajo el foco del peso.
Es frecuente acompañar a personas (principalmente adolescentes), que comentan que el detonante (lo que encendió la mecha) de iniciar un Trastorno de la Conducta Alimentaria, fue el decidir empezar a “CUIDARSE” a través del deporte (o la alimentación). En personas vulnerables, que cuentan con factores de riesgo para desarrollar un Trastorno de la Conducta Alimentaria (y darse cuenta de ello a veces no es fácil), aumenta la probabilidad de llevar el concepto de “cuidarse” al extremo. Esto se traduce en la práctica de un ejercicio físico nada saludable, en la que el deporte acaba repercutiendo en la relación con la comida:
- Rigidez en los horarios de las comidas.
- Condicionante para comer un alimento u otro.
- Condicionante para acudir a un evento social o no.
- Condicionante para obsesionarse por las calorías.
- Condicionante para comer más o menos cantidad, independientemente del hambre y la apetencia.
Y para hablar de este tema más detalladamente, he querido contar con la participación de Cristina Hurtado (@crisfit.es). Entrenadora personal, cuya vivencia personal está muy ligada a su práctica profesional, y que hoy en día se dedica a ayudar a personas con una mala relación con el deporte.
¿Cómo sabemos si tenemos una mala relación con el ejercicio físico? (Cristina Hurtado)
Hacer ejercicio físico es algo necesario para nuestro cuerpo, ya que el mismo está diseñado para moverse y en estos momentos pasamos por una época en la que el sedentarismo se ha convertido en una condición habitual.
El problema es cuando este ejercicio va más allá de ‘lo recomendable’, ‘Lo beneficioso’, para convertirse en algo OBSESIVO.
Para saber si mi relación con el ejercicio físico es un problema, debemos atender a las siguiente señales:
1.- Haces ejercicio para compensar las calorías que ingeriste. Esta es una señal muy común y que está socialmente aceptada. Se suele oír muchas veces la frase: ‘Hoy voy a darme el lujo y luego ya lo quemaré en el gimnasio’. Es cierto, que debemos tener en cuenta que alimentos ingerimos, pero para nutrir a nuestro cuerpo, no para castigarlo después en el gimnasio.
2.- Haces ejercicio por encima de tus posibilidades. El ejercicio físico tiene una progresión. Pegarte un entreno de lo más cañero, en el que acabes completamente exhausto, no te va a hacer perder más grasa ni te va a cambiar la composición corporal en menos tiempo. Lo más probable es que acabes con una lesión o con un sobreentreno. El ejercicio físico es un estresor para el cuerpo. Por ello, es necesario que, este, genere unas adaptaciones que le permitan ir añadiendo carga de manera progresiva.
3.- Si no haces ejercicio sientes que algo malo va a pasar en tu cuerpo. Que vas a engordar, que no vas a conseguir esa forma de cuerpo deseado. Es cierto que movernos cada día hace que nos sintamos mejor, pero a veces la vida nos pone alguna situación complicada para organizarnos y poder entrenar. Si ese día, no eres capaz de sostener el sentimiento de culpabilidad o ansiedad ¡hay un problema!
4.- Comparación. En una mala relación con el ejercicio físico este es uno de los puntos principales. Cuando nos comparamos con alguien que vemos en redes sociales, televisión o incluso en nuestro círculo de amistades, estamos obviando que cada individuo es único. Posiblemente, por mucho que te esfuerces, sobreentrenes o restrinjas tu alimentación, no lograrás tener un físico idéntico a esa persona ‘x’. Por otro lado, las personas tenemos entornos económicos, sociales, patologías, situaciones emocionales, etc. diferentes entre nosotros. Y esto afecta a la forma de nuestro cuerpo. Es un punto largo de desarrollar, pero también interviene. Así que proyectar el deseo de ‘parecerse a’ el único final que tendrá es el de la frustración. Además, te voy a hacer un spoiler, el 90% de lo que ves en redes sociales es mentira, está photohopeado, y el 10% son memes ¡Así que saca conclusiones! NO te compares, no creas todo lo que ves, mantén un pensamiento crítico.
5-.Castigas a tu cuerpo con ejercicio. El ejercicio físico tiene que servirte para entender cómo funciona tu cuerpo y así darle una ayuda para que pueda desarrollar sus funciones de una manera más ‘fácil’. Para mí, todo entreno debería ser funcional. Si no, hay algo que no está bien. Siempre que empieces un programa de entrenamiento pregúntate: ¿Por qué/ Para qué lo hago? ¿De qué le sirve a mi cuerpo? Y ¿Cómo lo voy a hacer? Son las tres preguntas que os ayudarán a entender en qué punto estás con tu cuerpo y el movimiento.
El ejercicio físico tiene que adaptarse completamente a las condiciones físicas de cada persona: mejorar la movilidad, equilibrio, agilidad, fortalecer masa muscular, corregir la postura y trabajar tu corazón ¡Nunca forzar la máquina!
Uno de mis lemas es: No entrenes para buscar tu cuerpo de verano, entrena para cuando llegue tu cuerpo de ancian@
Te va a durar más, te vas a frustrar menos y vas a tener una calidad de vida mucho mayor.
Y como siempre nos quedamos cortos de espacio, porque hay mucho que contar, os invito a que paséis por mis redes sociales (@crisfit.es o @women.kettlebells ) donde veréis reflejada la realidad del ejercicio físico y los cuerpos reales.